Sofía tiene 22 años y es estudiante de comunicación social. Vive en el barrio Lavalle, e ingresó como voluntaria de salud en el año 2021, en el momento donde se produjo el mayor número de contagios por COVID-19 en Viedma.

Su padre es psicólogo y su madre, una histórica agente sanitaria.

El año pasado estuvo aislada con su mama, que resultó positiva por COVID-19 y este año dio positivo ella en el mes de junio. Estuvo aislada en Bs As.

 

¿Qué significa para vos ser voluntaria?

Creo que es necesario ser voluntaria y formar parte de esto que es histórico para mí que soy joven. Jamás creí que iba a vivir una pandemia, sentí que tenía que hacer algo.

Tiene que ver porque estoy atravesada por el trabajo de mi mama, desde que empezaron las vacunaciones hay mucho trabajo y ella regresa muy tarde a casa.

¿En qué consiste tu trabajo?

Formo parte de un grupo de Whatsapp donde nos van pasando los resultados negativos de quienes fueron hisopados. Hay otro grupo que se encarga de los positivos.

Tengo una planilla con nombre y teléfono para llamar a las personas y darles aviso que resultaron negativos y preguntarles si siguen con síntomas.

Si continúan, tienen que esperar unos días y volver a hisoparse.

También envío mensajes y mando los certificados.

Los hisopados se hacen por la mañana y damos aviso por las tardes o sino por las noches.

La mayoría de las personas son muy conscientes de no ir a trabajar si siguen con síntomas y de no ir a trabajar el mismo día del aviso del negativo.

Pero no todos tienen la posibilidad de faltar al trabajo.

¿Por qué crees que todavía hay gente que no quiso vacunarse?

Veo gente que pudiendo vacunarse no lo hace. Los leo en las redes sociales y también los escucho en la fila del supermercado, y la mayoría de las veces no tienen una respuesta muy coherente. Yo creo que tiene que ver con las fake news.

Soy defensora de decirles a todos mis amigos y conocidos “por favor, vacunáte” porque es importante para que pueda terminar todo esto.

La gente grande y los jóvenes estaban muy emocionados de vacunarse pero hay un rango de edad de 30 y 40 años que concurrieron en menor medida.

Es necesario entender que esto va más  allá de uno, nadie te quiere vigilar, nadie te quiere implantar nada…

¿Cómo viviste la experiencia de la aplicación de la primera dosis?

Me alegró ver tantos jóvenes en el vacunatorio. Fui con mis amigos. Fue muy emotivo porque mi mama me aplico la vacuna.

Me sorprendió que llegara tan rápido este momento, porque un plan de vacunación tiene un montón de etapas y es mucho más complicado de lo que parece, pero han hecho un trabajo de salud excelente.

Estar vacunada es algo muy importante, yo creo que la gente ve eso y la realidad le gana a la idea falsa de que no hay vacunas. Acá estoy yo con 22 años vacunada.

¿Qué es lo más grato que vivenciaste?

Voy a continuar este voluntariado, estoy pensando en pasarme al grupo que trabaja con los positivos.

Sabes que alguien está ahí y pudiste ayudarlo. Te mueve a seguir haciéndolo.

Hay un montón de voluntarios y voluntarias, algunos no tienen ningún pariente trabajando en salud, yo no soy de hablar por teléfono y esto resulto muy lindo.

Parece muy simple pero es una forma de estar más cerca de la gente. Es saber comunicar. Yo lo tomo como una práctica, es la correcta forma, uno tiene que ser consciente que está dando un mensaje que es importante y que lo tienen que entender.

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La posibilidad del voluntariado surgió en el año 2020, luego de reuniones de los trabajadores de salud para organizarse en plena pandemia. Su función era descomprimir el trabajo del día a día con los llamados telefónicos a los positivos y negativos por coronavirus.

El rango de edad de las personas voluntarias es variado, la mayoría tienen entre 20 y 30 años de edad pero  todavía Sofía no pudo conocerlas fuera del ámbito virtual, porque se comunican por llamados telefónicos o por Whatsaap.