En la costanera viedmese, una parte de México se funde con Rio Negro y conversa, fluye.

Este boom cervecero de nombre “Tierra Azul” se inicia en Cancún y finaliza en la Patagonia: agua y arena como denominador común, algo de fotografía, buceo y lúpulo “a toda madre”.

“Soy Luis, originario de la ciudad de México, tengo cuarenta y seis años y  bueno… me dedico a la cerveza artesanal, a la elaboración y venta. Y puedo recomendar la cultura cervecera”

¿Por qué elegiste Viedma?

 

“Yo  vivía en Cancún y mi novia era viedmense .Nos invitaron de vacaciones sus padres, quisieron conocerme. Ahí fue cuando vine y tuve un primer pantallazo. Y bueno, me gustó el lugar que es bastante tranquilo.”

 

¿Cómo era tu vida en México?

 

“Estuve hasta  los veinticinco años viviendo en la Ciudad de México,  trabajaba como comerciante.

Y después estuve los últimos catorce años viviendo en la Riviera Maya.

Me dedicaba a otra cosa completamente distinta y eso fue lo que me llevó dar el salto para empezar esta movida cervecera.

Arrancó todo en el 2010 con la cerveza artesanal. Me dieron a probar la birra y me llamo mucho la atención que hubieran procesos de ese tipo de elaboración acá en Viedma.”

Me falta un capitulo, ¿Cómo conociste a tu compañera?

 

Ella es instructora de buceo y fue a parar al lugar adonde yo estaba laburando en México. Yo tenía un negocio de fotografía y vídeo submarina.

Y ahí nos conocimos, hicimos “click” desde el primer día.

Somos acuáticos los dos completamente y después la invite a que colaborara con nosotros en nuestro pequeño laboratorio de fotografía y video. Allí surgió lo del noviazgo y bueno ahora tenemos un hijo de cuatro años. Mi hijo es viedmense.

 

¿Y cómo fue el cambio? ¿Qué encontrás de diferente o de parecido acá en el sur?

 

Vivía a otro ritmo, en un lugar turístico donde si hay buen clima laburas. Todo es en dólares y bastante frenético. En definitiva mi laburo era recontra envidiable y la pasaba muy bien, ahora lo extraño mucho, tuve más de quince mil buceos, casi que tenía branquias.

¿Dejaste la fotografía submarina el buceo y todo lo demás?

 

Definitivamente y fue un cambio radical. Fue quemar las naves, vender la casa y comenzar un nuevo emprendimiento con mi pareja en Viedma.

 

¿Te pudiste adaptar a la ciudad?

 

Me costó mucho entender los horarios, las fiestas, pero siempre me tendieron una mano y me abrieron las puertas.

Somos queridos los mexicanos acá.

¿Es diferente producir cerveza en Viedma?

 

Al principio hacíamos todo lo que era embotellado, arrancamos por lo básico con las ganas de hacer nuestro negocio, y al tener materia prima importada se encareció el producto.

Después vino un boom de la cerveza que fue en el año 2017.

La bocha cambió y se empezó a vender mucho la cerveza artesanal tirada, y acá en Viedma no había quien pudiera ofrecer ese producto y nosotros fuimos innovadores en eso. Fuimos “casi” pioneros.

 

Empezamos haciendo primero 60 litros y ahora estamos haciendo 600 litros.

En ese ínterin que son casi 9 años elaborando, tome un par de cursos y leí muchos libros y lo que nos distingue de las otras cervezas es que nosotros respetamos mucho los tiempos, la sanitización, no nos salteamos ningún paso, utilizamos materia prima y elaboración de primera calidad.

¿Si tenés que recomendarnos una cerveza de tu elaboración, cuál sería?

 

Hay una que siempre fue nuestro “caballito de batalla” que es la roja con miel tipo scottish que tiene unos ingredientes interesantes de maltas tostadas acarameladas y usamos una miel de un productor local, trabajamos muchos años con esa cerveza y nos va bien.

 

¿Qué importancia tiene “el factor humano” en la elaboración y venta?

 

Por primera vez en toda la historia desde que iniciamos estamos trabajando con una chica y un chico que nos están ayudando en la elaboración, la atención y la venta del producto así que eso es importantísimo.

 

Por lo cual nos sentimos muy contentos, es algo que no nos imaginábamos.

¿Cómo influyó la pandemia?

 

Fue como un big bang. Para mi vida y para el emprendimiento.

 

Nosotros para poder elaborar 300, 600 o 1000 litros tardamos 15 días. Cuando entregábamos el producto en un local a un distribuidor, a un intermediario, era muy difícil el cobro, y cuando arrancó la pandemia se nos venía el mundo abajo. En menos de 1 mes el mismo público que antes nos conoció en las fiestas nos empezó a tocar la puerta. Y nos empezó a pedir el producto directamente de la fábrica.

Ya tenía un plan estratégico para poder venderlo a futuro pero la pandemia nos dio el empujoncito para hacerlo y de ese entonces hace un año nos dio vuelta la cabeza completamente. Ahora tenemos esta plataforma de venta en la que estamos completamente contentos con el resultado que estamos teniendo.

 

Hacemos la recarga de growler, alquiler de barriles y la pinta “al paso”.

 

¿Por qué se llaman “Tierra Azul”?

 

Ese nombre se lo puso mi cuñado en referencia a que la tierra en la Patagonia es fría y el azul representa el frio, hizo ese juego de palabras. Pero lo cierto es que si la miramos desde el espacio es azul, y verde y café.

¿Cuáles son las variedades de cerveza con las que están trabajando?

 

Hay 6 o 7 estilos: una dorada pampeana que es la cerveza rubia, después tenemos la roja con miel, también una Stout que se llama “postrecito” que la maceramos con avellanas de producción local y le ponemos dulce de leche. Tenemos las cervezas lupuladas que son las que están ahora en auge, a las que se le agrega lúpulo en cantidades superiores a cualquier otro producto, la Neipa Cítrix, la Sesion Ipa y una Apa y también hacemos otra cerveza que es la Belgian Strong Ale, como las que hacían los monjes en las abadías.

¿Hay lugar para “innovar”?

 

Nos dedicamos a una producción que no es masiva, a abastecer un mercado y mantener un estilo. Siempre hicimos una prueba de 300 litros. Acabamos de adquirir un equipo chico de 50 litros en el que vamos a experimentar con todos los estilos que existen y además vamos a hacer inventos nuestros para cervezas especiales, para tener aquí también y no van a existir en ninguna parte del mundo, van a ser únicas.

 

¿Y acá volviste a la fotografía?

 

Me gusta mucho la naturaleza y me gusta salir a tomar fotografías, mimetizarme… Estoy absorbiendo todo lo que pasa alrededor. Esperando el momento claro, esperando la luz, soy un autodidacta.