Cabezas hacía fotos en una época donde todavía en los medios nacionales se intentaba hacer un periodismo crítico y profundo de investigación. Estábamos en el año 1997, en la decadencia de la segunda presidencia de Menem, en donde el ajuste y los despidos, eran el preludio del estallido del 2001.

La corrupción hartaba, sobre todo a los que nunca se hartaban, a los que no lograban ver el vaciamiento generalizado, los cierres de fábricas y de todas las fuentes de trabajo. Neoliberalismo pornográfico de los años 90.

La llamada “maldita policía” del entonces gobernador bonaerense Eduardo Duhalde y una banda de matones fueron quienes asesinaron a José Luis. Un claro mensaje mafioso.

Cabezas mostró el entramado del poder, la cara de quien no debía ser visto, en una foto esperada, buscada y difícil.

Era fruto de todo un trabajo previo que va más allá un “click”.

La identidad del empresario Alfredo Yabrán se develaba en la tapa de la revista Noticias. Ya no era una sombra, y esta fue la foto que le costó la vida.

Haber mostrado la trama invisible hace que lo recodemos este 25 de enero cuando se cumplen 25 años de su asesinato en democracia.

Y nos sirve para reflexionar donde estamos parados cada vez que tenemos una cámara en la mano.

¿Quién era José Luis Cabezas? ¿Por qué lo asesinaron?

Estos carteles que se pegan hoy en distintos lugares del país nos llaman a tener presente que no hay democracia sin justicia, no hay justicia sin verdad y no hay verdad sin memoria.

El legado de José Luis será ese, que siempre recordemos buscar la foto, buscar “la difícil”, para después correr el velo de la impunidad.